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Gone-Girl

Matrimonio y algo más

Escenas de la vida conyugal (y extraconyugal), cónyuges encerrados en sus miserias y yugulares abiertas para que la sangre brote. Todo eso propone la nueva y saludablemente perversa película de David Fincher, que venía licuando la potencia de sus primeros films con una serie de trabajos anodinos y que ahora se recupera invocando el espíritu de Hitchcock. Por lo menos lo intenta.

Basada en la exitosa novela de Gilliam Flynn, la trama gira en torno a la desaparición de Amy (Rosamund Pike, candidata al Oscar por este trabajo), y de la desesperación de su esposo Nick (Ben Affleck) por encontrarla y, de paso, alejar las sospechas que que se acumulan sobre su culpabilidad. La historia va y viene en el tiempo y cambia puntos de vista para que la aparente pareja ideal deje ver las grietas en su vida de cazados.

Hay un enigma policial plagado de vueltas de tuerca, hay humor y una serie de dardos filosos a la manipulación de los medios, y hay una cada vez más inusual intención de hacer cine para adultos y no para adolescentes. Más allá de los enredos y las miserias, sobrevuela la curiosidad por retratar las flaquezas de la institución matrimonial. El inextinguible dilema de vivir solos o permanecer juntos hasta que la suerte nos repare.

Por Fernando Herrera

Más información sobre la película en IMDB

Balance DVD 2013 – Nota 1

Argo

Llega el clásico momento de brindar por el año que se va o por el que viene (o por lo que sea) y en el blog les vamos a brindar cinco listas de 10 películas con los estrenos en DVD.

10 películas que compitieron por un Oscar

Argo: Sí, es una yankylada y sí, wikipediza la historia, pero más allá de eso persiste la vocación de Ben Affleck por combinar géneros con sabiduría. Un cuento muy bien contado, con el plus del «basado en hechos reales». [ver reseña]

La noche más oscura: La contracara de Argo, que juega a ser patriota para quedarse con el cuento que quiere contar, es esta operación de prensa que amaga a ser reflexiva y se vuelve por demás patriotera con la excusa de retratar reales desechos.  [ver reseña]

Lincoln: Spielberg en plan «serio», dejando de lado lo espectacular, que es lo que mejor le sale y dando una lección de historia de larga duración. Como siempre, muy bien Day Lewis. [ver reseña]

Django: Si Spielberg se pasa un poco con su afán de buen alumno, lo mismo puede decirse de Tarantino como chico rebelde. Más de lo mismo, aunque lo mismo en general sea bastante bueno. [ver reseña]

El lado luminoso de la vida: versión simplificada y light del cine de Russell que, a pesar de ciertos lugares comunes, funciona muy bien, por aquello de la poesía con los errores. [ver reseña]

Amour: Haneke combina momentos magistrales con golpes bajos y el resultado es para amar o para odiar, pero nunca quedarse indiferente  [ver reseña]

Los miserables: Cualquier mérito de la realización (y hay muchos) queda empantanado por la duplicación narrativa. La misma situación se cuenta actuando y se vuelve a contar cantando.  [ver reseña]

Una aventura extraordinaria: Cuento asombroso ensombrecido por el peso del mensaje trascendente. Una pena digitalmente bella. [ver reseña]

La niña del sur salvaje: Una sorpresa, más cerca de Miyazaki que del cine Indie. La película más vital de esta lista. [ver reseña]

El vuelo:  No llego a competir a mejor película pero ganó notoriedad por el papel de Denzel Washington, el problema es que uno sabe que sus personajes suelen ser buenos y honestos por más que demuestren lo contrario, y eso atenta contra el suspenso de la trama. [ver reseña]

por Fernando Herrera

Argo (2012)

Irán y los argonautas

A esta altura ya no se puede hablar de sorpresa. Ben Affleck (1972, Berkeley, EEUU) es un buen director que sabe cómo elegir y contar una historia, contextualizarla (en su película se justifica nada menos que la revolución iraní del ´79) y tomarse el asunto con humor. De hecho parece que hiciera todo bien.

La anécdota gira en torno a una realidad que supera la ficción, la toma de rehenes de la embajada norteamericana en Irán (que duró más de un año), y una ficción que supera a la realidad, un descabellado plan de la CIA (para ser más exactos, de un agente solitario y con poco consenso) para rescatar a seis de esos rehenes haciéndolos pasar por miembros de un equipo de filmación de una película del estilo de La guerra de las galaxias llamadaArgo.

Los momentos que refieren a la producción de la película dentro de la película son los más disfrutables, en parte por la intervención de John Goodman (en el papel del especialista en maquillaje John Chambers, cuyo crédito mayor fue El planeta de los simios) y del gran Alan Arkin, siempre muy de vuelta de todo, como un productor consagrado que tiene claro que el mundo de Hollywood siempre será más despiadado que el demonizado terrorismo islámico. Esos momentos recuerdan a Mentiras que matan (Wag the dog, de Barry Levinson). Pero la película no se queda ahí. Sin salirse del libreto del cine más clásico, combina géneros con astucia.

La otra subtrama tiene que ver con el destino de los seis miembros de la embajada que lograron escapar a tiempo de la toma del edificio y se refugiaron en la casa del embajador canadiense en Teherán. Hasta allí llega Tony Mendez (interpretado por el propio Ben Affleck) como el más clásico de los héroes de Hitchcock, un hombre común arrojado a circunstancias extraordinarias.

Si la película puede entenderse como pro-americana es más que nada por esa exaltación del héroe individual cuyos ideales están muy por encima del sistema perverso al que adhiere. Esta parte es la que tiene más puntos de contacto con el cine de Clint Eastwood, aunque los dardos a la política exterior norteamericana marcan una distancia tan clara o tan difusa como la que hay entre un republicano y un demócrata (y aquí aparece la figura de George Clooney en la producción).

Que todo esto haya pasado realmente (en los créditos finales puede verse una asombrosa comparación de lo ocurrido con lo recreado) no hace más que aumentar el mérito de Affleck, a quien parece faltarle siempre algo como actor pero sobrarle oficio como director. A los aciertos de Desapareció una noche (Gone baby gone) y la mal llamada Atracción peligrosa (The town), Argo le suma ironía y le resta romance, aunque el amor por la ficción sigue allí, más fuerte que nunca.

Por Fernando Herrera para Espacio Cine

Más información sobre la película en IMDB