Un cuento de cine
El amplio Salón Atlántico del Hotel Provincial se vio por completo desbordado durante las casi dos horas en las que Ricardo Darín brindó una charla junto a José Martínez Suárez (una de las más extensas que se recuerden en la historia del Festival). Darín repasó toda su carrera pero también habló de temas como sus lecturas, su infancia o su relación con el dinero, y respondió con predisposición y buen humor desde las preguntas más específicas sobre el rodaje de las películas en las que trabajó hasta los pedidos de anécdotas sobre su participación en telenovelas. Después de una primera hora de intenso interrogatorio Darín pidió poder hacer alguna pregunta él, ante lo que Martínez Suárez respondió que estaba dispuesto a decirle cualquier cosa menos la edad de sus hermanas. Ese espíritu a la vez riguroso y bromista es el que sobrevoló toda la conversación, ante la atenta mirada de más de 200 personas que en varias oportunidades aplaudieron las ocurrencias de ambos y ofrecieron muestras espontáneas de afecto.
“Hay una clara diferencia entre los directores que disfrutan del contacto con los actores y los que sienten que son una herramienta más para poder llevar su trabajo adelante”, afirmó Darín. Y aseguró que si bien las dos variantes pueden conducir a buenos resultados, él prefiere a los directores que quieren a los actores -entre los que mencionó a Juan José Campanella, con quien rodó cuatro películas-, porque son los que lo ayudan a hacer cosas nuevas. “Ese salto a situaciones desconocidas sólo pude hacerlo con esa confianza, ese abrazo tácito, con aquellos que me han demostrado que me podían contener”.
También aseguró que los actores deberían conocer mejor como funciona todo el proceso de rodaje y edición para explotar al máximo su potencial, y que su trabajo como director en “La señal” lo ayudó mucho a entender todo el proceso. Sobre esa experiencia destacó que “encarar un largometraje es una tarea titánica, es muy difícil combinar todas las energías que intervienen”. “El rodajes es una zona incierta y vulnerable”.
Asimismo, confesó que muchas veces ha rodado óperas primas (como fue el caso de “Nueve Reinas” o “XXY”, de Lucía Puenzo) porque esa “experiencia sin red”, le parece muy atractiva. “Forma parte de los riesgos que un artista debería correr para no repetirse”. Lo que no quita que haya trabajado también junto a quienes considera grandes amigos, como Bielinsky, quien lo dirigió también en “El aura” y murió sorpresivamente de un infarto en 2006, con apenas 47 años. “Más allá del gran dolor que significó su desaparición para mí no puedo dejar de pensar en todas las cosas que podría haber hecho. Bielinsky era un genio, no tengo miedo de decirlo porque lo ví trabajar de muy cerca. Era muy creativo”. De el rodaje del “El aura” recordó la particular manera de trabajar con Bielinski, con un nivel de intensidad que los llevó a terminar llorando una escena clave de la película. Este relato emocionó al propio Martínez Suárez y toda la audiencia.
Para Darín, todo se resume en un secreto: “Todos queremos que nos cuenten un cuento bien contado como cuando éramos chicos. Con eso ya estamos contentos, porque nos permite creer que la vida merece ser vivida, nos amplía el panorama. Cuando una historia nos calienta el corazón y nos abre la cabeza… yo no pido más”.
Por Fernando Herrera